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Fundación Baden Powell para el Desarrollo y Liderazgo

Transmitiendo valores de autodesarrollo y responsabilidad personal y social a través del juego y la diversión.

Constructores de su propio destino

 

El 62 por ciento de los jóvenes argentinos sueña con crear su propia empresa, aunque no cuenten con los recursos para hacerlo. Este dato surge de un relevamiento difundido en diciembre pasado realizado por el portal especializado en recursos humanos Trabajando.com.

Impulsa esta expectativa de los chicos la conciencia de que el principal beneficio de la empresa propia es no tener un techo en la vida profesional.

El trabajo articulado entre instituciones educativas, organizaciones no gubernamentales, las empresas, el Gobierno y los medios de comunicación se vuelve crucial para promover en los jóvenes el espíritu emprendedor.

En Córdoba existen varias experiencias de organizaciones del tercer sector que están trabajando activamente hace varios años en el tema, promoviendo la corriente del emprendedorismo.

La noción de conducta emprendedora como proyecto de vida implica una posición comprometida y realista de los jóvenes. Se asumen como creadores y responsables de su propio destino y se permiten descubrir su potencial para desarrollar sus propios emprendimientos, independientemente de las posibilidades sociales y laborales que les ofrezca el mercado.

Muchas veces los jóvenes por sí mismos (por su realidad social, educativa, cultural) no tienen a mano ejemplos concretos de lo que les puede ofrecer una actividad que no sea un empleo o un trabajo en relación de dependencia. Por eso es clave la comunicación entre escuelas, empresarios, personas de negocios y ONG. Ellos sí tienen la posibilidad de conectar a los agentes de cambio con quienes están esperando una oportunidad.

Asimismo, es importante encontrar a través de la creatividad ideas innovadoras que permitan resolver problemas concretos, locales y regionales, sumando a la red a emprendedores activos que guíen y capaciten a los jóvenes para ayudar a concretar sus sueños desde una perspectiva de derechos.

Desde otro punto de vista, promover el espíritu emprendedor es fundamental para contribuir al desarrollo económico y cultural de un país. Esto es así porque, por un lado, brinda a los jóvenes la posibilidad de descubrir su faceta creativa para que se involucren con prácticas emprendedoras, permitiendo el ejercicio de una ciudadanía responsable.

Por otro lado, ayuda a disminuir el impacto de las inequidades sociales que vapulean la autoestima y la confianza de muchos de ellos que provienen de contextos vulnerables.

Datos motivadores. “El emprendedor joven es una persona que detecta una oportunidad ofrecida por el mercado y tiene la motivación, el impulso y la habilidad de movilizar recursos con el fin de ir al encuentro de esta oportunidad”, explica el gerente general de Trabajando.com Argentina, Pablo Molouny.

El resultado de la investigación revela que el 62 por ciento de los jóvenes argentinos sueña con crear su propia empresa, aunque no cuenten con los recursos para hacerlo.

Lo anterior se vincula con el dato existente en Weemba, una plataforma en línea para solicitar créditos creada en la Argentina, según la cual el 54 por ciento de los pedidos corresponden a “nuevos emprendedores”.

Turismo, energías renovables y medio ambiente, desarrollos tecnológicos, entretenimiento y producción de bebidas alcohólicas artesanales son los rubros en los que se ubican la mayoría de los proyectos de los emprendedores.

De los 2.000 consultados, el 9 por ciento ya comenzó a sentar las bases de su emprendimiento productivo, mientras que el 27 por ciento trabaja en relación de dependencia y el resto realiza trabajos temporales o está desempleado.

La principal limitación que encuentran es “hacerse un espacio en el mercado” al cual corresponda su iniciativa, factor que obtuvo el 42 por ciento de las respuestas, seguido por la necesidad de encontrar talentos que apoyen la idea (un 29 por ciento).

En tercer lugar, identificaron como una contra (el 17 por ciento) el hecho de no tener horarios, ya que entienden que esta situación lleva a trabajar más horas de las que requeriría una actividad regulada.

Al menos para el 53 por ciento de los consultados, un aspecto positivo en la formación de una empresa es “no tener un techo de crecimiento”, seguido por la satisfacción de concretar los sueños (29 por ciento), manejar sus propios horarios (12 por ciento) y no tener jefe, respuesta que recibió el 6 por ciento de adhesiones.

En el grupo de los que actualmente tienen un trabajo en relación de dependencia, el 62 por ciento asegura que desea tener su propio emprendimiento, pero “no tiene los recursos para hacerlo”.

En tanto, el 24 por ciento expresó que prefiere la seguridad del sueldo a fin de mes; mientras que el 8 por ciento dijo que le gustaría pero no se atreve a tomar riesgos.

Experiencias en Córdoba. En nuestra provincia existen varias organizaciones no gubernamentales que desde hace años trabajan en proyectos de emprendedorismo.

Una de ellas es Junior Achievement, una fundación educativa internacional que intenta generar en los jóvenes el espíritu emprendedor que les permita alcanzar sus metas, en un marco de responsabilidad y libertad.

Esta fundación desarrolla programas educativos dirigidos a alumnos de 5 a 21 años, que son dictados por profesionales voluntarios en instituciones públicas y privadas en forma gratuita.

“Todos los programas transmiten a los alumnos la importancia de responsabilizarse por el propio destino, proponerse objetivos claros y realistas, desarrollar la perseverancia, la creatividad y la confianza en uno mismo y actuar para llegar a la consecución de los mismos”, señala Lucas Valdez, director de Relaciones Institucionales de esta organización.

Entre los programas que desarrollan en el nivel medio están los de Formación Emprendedora y los de Acción Emprendedora.

Los primeros ponen el foco en la transmisión de herramientas que generen y sustenten en los jóvenes su espíritu emprendedor y se desarrollan en actividades durante las clases en la escuela. Y los segundos intentan aplicar ese espíritu emprendedor a través de actividades de campo.

En el Ipem Nº 66 Dr. José Antonio Balseiro de Nueva Córdoba, se instrumentó este proyecto con alumnos del sexto año A de la materia Producción Industrial y Economía. En ese marco, los chicos desarrollaron varios proyectos de señalización, instalaciones eléctricas, propalaciones, sistemas de alarmas y hasta maletines de electrónica para laboratorio.

“Este tipo de programas educativos brindan una propuesta diferente porque despierta interés en los chicos y los motiva a aprender sin necesidad de que estén frente a la presión que implica la nota”, dice Gladys Polzoni, docente de Gestión de la Producción Industrial y Economía, Producción y Legislación Laboral de esta institución educativa.

La docente también cuenta que los alumnos se relajan y participan mucho. “Se enriquecen con las vivencias que les trasmiten los empresarios que vienen a contar su experiencia, porque más allá de los conceptos que aprenden, registran cuáles son las habilidades necesarias para poder desarrollar un emprendimiento”, relata.

Polzoni también advierte que este tipo de iniciativas intenta promover valores como responsabilidad y ética en el emprendimiento que desarrollen. “Tratamos de erradicar la idea de que para ser exitoso hay que se trepador o corrupto. Intentamos que tomen conciencia de la importancia de elegir bien una profesión y de asumir que en la vida hay que vivir siendo consciente de lo que uno hace, en el lugar donde nos toque”, agrega la docente.

Mariano Manzini es alumno de quinto año del colegio Gabriel Taborín y participó junto a toda su división en el proyecto de Junior Achievement consistente en la colocación del piso en los salones comunitarios de barrio José Ignacio Díaz 5º sección.

“Con este proyecto aprendí que hay que saber tratar a las personas y que con cada uno me tengo que relacionar de una manera particular”.

“Estoy convencido de que cuando uno quiere ser emprendedor con determinación, trabajo y esfuerzo puede lograr que su proyecto sea exitoso”, afirma convencido.

Desde el lado de los empresarios, Ariel Baron, vicepresidente de Linetec, una empresa que produce insumos electrónicos, también expresó: “Disfruté mucho la experiencia con los alumnos del colegio José Antonio Balseiro. Conté mi experiencia de vida desde que comencé con mi emprendimiento y los desafíos que tuvimos que afrontar”, relata.

El empresario, quien recibió el Premio Emprendedor 2011 de La Voz del Interior, cuenta que trató de trasmitir conceptos simples de la vida con ejemplos sencillos.

“Les digo a los chicos que para ser un buen emprendedor hay que tener pasión por lo que se hace, respeto, tolerancia, ser una persona correcta e ir siempre por derecha”, agrega Baron.

Objetivo: la inclusión

Otra institución que trabaja en proyectos educativos en Córdoba es Inclusión Social Sustentable, una organización no gubernamental creada en 2003 con el objetivo de contribuir a la inclusión social de niños y jóvenes.

Por medio de proyectos educativos y laborales promueven la igualdad de oportunidades y una sociedad más inclusiva.
Trabajan con voluntarios y donantes, generando alianzas con organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil, del ámbito provincial, nacional e internacional.

Dentro del Programa de Inclusión Sociolaboral, desarrolla desde 2010 el Proyecto Incubadoras de Jóvenes Emprendedores que brinda asesoramiento técnico y acompañamiento a organizaciones de base de la zona suroeste de la ciudad de Córdoba, para que se capaciten en oficios y así desarrollen emprendimientos productivos y cooperativos.

Además realizan congresos internacionales sobre cultura del trabajo, en los que ya participaron unas 13.600 personas. Trabajan con más de 150 voluntarios y con el apoyo de más de 150 organizaciones públicas, privadas y organizaciones no gubernamentales.

La Fundación Impulsar también intenta contribuir a la formación de jóvenes empresarios mediante la educación, capacitación, orientación y apoyo económico. Es una organización sin fines de lucro creada en 1999 con el objeto de transformar ideas en negocios.

Sus integrantes intentan promover a través de un modelo de organización la creación de empresas por parte de jóvenes con desventajas socioeconómicas, a través de un programa de mentoría para el desarrollo de jóvenes emprendedores.

Tratan de crear redes entre diferentes actores sociales que permitan la difusión, expansión y sustentabilidad del programa de la fundación para que las empresas y la comunidad cumplan su responsabilidad social y brinden apoyo económico y de mentoría a estos emprendimientos.

El Programa busca apoyar a jóvenes entre 18 y 35 años sin recursos económicos y con escasa experiencia, para poner en marcha su propio proyecto productivo o de servicios.

Luego de una selección basada en la factibilidad del proyecto y las aptitudes del joven para ejecutarlo, la Fundación Impulsar lo guía para el desarrollo de su plan de negocios, le brinda los medios económicos para iniciarlo y le asigna un mentor que lo orienta y acompaña durante el primer año de gestión del microemprendimiento.

El joven debe devolver el préstamo que recibió, a lo largo de los primeros dos años y medio, sin garantías ni intereses.

“Este año se realizaron 31 cursos de capacitación en los que participaron 789 jóvenes. Desde su creación hasta la actualidad se aprobaron más de 186 proyectos en todo el país, de los cuales se generaron 427 nuevos puestos de trabajo en las regiones de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Mendoza, Misiones, Salta, Tartagal, Neuquén y Río Negro”, explicó María Fernanda Apaolaza, coordinadora regional de la Fundación Impulsar en Córdoba.

“Hace falta más compromiso”

Ariel Baron es vicepresidente de Linetec, una firma cordobesa surgida en 1993 que desarrolla productos tecnológicos. Su principal cliente es Alladio, la fábrica de lavarropas de Luque a quien le provee las placas electrónicas para cuatro líneas de lavarropas Drean automáticos.

La empresa conformada por los socios Carlos Rolinho, José García y Ariel Baron cerró este año con una facturación de 8,5 millones de pesos y tiene entre sus nuevos clientes a la sociedad del Estado Invap para sus desarrollos de ingeniería aeroespacial.

El año pasado comenzó a realizar sus primeras exportaciones y ya cerró acuerdo con la fábrica italiana de lavarropas Candy para proveerle las placas electrónicas. Baron hoy es un empresario exitoso que comenzó su emprendimiento comercial haciendo “delivery” de insumos electrónicos a domicilio en una moto.

“Hay muchos emprendedores como yo, que vienen de muy abajo. No es necesario provenir de una familia de altos ingresos para ser un empresario exitoso. Y no es una cuestión de suerte sino de perseverancia, determinación y paciencia”, advierte.

Cuando tenía 20 años trabajaba en una empresa de telefonía pero sentía que tenía que hacer otra cosa.

“Estaba convencido de que tenía que hacer algo distinto. Pero, como siempre digo, una empresa es exitosa porque alguien alguna vez tomó una decisión muy valiente. Y comenzamos brindando un servicio que nadie ofrecía, “delivery” de insumos electrónicos.

Los clientes nos pedían por teléfono lo que necesitaban y se lo llevábamos a su casa”, cuenta.

El empresario, que proviene de una familia humilde del sur de Mendoza, relata que estudió siempre en escuela pública desde la primaria hasta la Universidad. “Por eso creo que hay que devolver de alguna manera lo que la sociedad nos brindó al permitirnos estudiar en la Universidad pública”, sostiene.

De su experiencia con los alumnos de los colegios, menciona los cambios de actitud que se dieron al comienzo de las clases, cuando las respuestas de los estudiantes eran todas escépticas.

“Al principio no creían en nada, pero cuando comencé a contarles mi experiencia, empezaron a escuchar y a participar. Además, se necesita un mayor compromiso de los empresarios con este tipo de programas educativos y es necesario que el Gobierno implemente en forma sustentable este tipo de iniciativas trabajando articuladamente con las ONG, las escuelas y las empresas”, finaliza.

 

Fuente: La Voz del Interior